La unidad se expande y se embellece en la diversidad.
La diversidad se contrae y se integra en la unidad.
Unidad y diversidad son facetas de la integridad.
Y la integridad es esa dimensión de la unidad que incluye la unicidad de cada ser.
Apreciar la dimensión de la unicidad que nos hace únicos y necesarios a la evolución es el modo de afirmar nuestra verdadera dignidad. Asumir nuestro lugar es ocupar el centro de una conciencia que da un sentido único y diverso al universo que se recrea en cada uno.
Desde nuestra unicidad, siendo quienes somos, únicos, podemos generar nuestro mejor aporte a un mundo en el que cada ser humano es único. En este viaje a la expansión desde el origen común en el big bang, encontramos que la diversidad es producto de una profunda unidad.
Este es el origen de la fraternidad que hace de todos los seres y las cosas una gran familia.