Unalma

La escuela de las relaciones humanas

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La escuela de las relaciones humanas – Por Jorge Carvajal.

Ser y relación

El ser, es lo que es en relación, y uno es, en cuanto se relaciona. Uno se encuentra con el otro en las relaciones, como un modo de encontrarse más adentro en uno. El yo que somos tiene muchos pequeños yoes que nos son desconocidos: son como reyezuelos clandestinos que han logrado pasar desapercibidos para el rey. Sabotean nuestro reino, conspiran hasta hacernos perder el control, y en la noche profunda de nuestra psique controlan los impulsos más recónditos.

Hasta que un día se dejan ver en el espejo de nuestras relaciones. Cesa el juego interno de víctimas y verdugos, y la luz unida a la sombra revela la belleza, que surge de la interacción entre los contrarios. La bella se une a la bestia, el mundo de los impulsos se une al de los más nobles ideales. Blanca nieves adopta esos pequeños aspectos de si misma representados en los siete enanitos, como un modo de salvarse de la bruja, que es su propia sombra.

Amor y relación

Tienes aspectos reprimidos de ti mismo, de los que sólo tomas conciencia cuando los rechazas en otros, y lo que rechazas te esclaviza. Sólo puedes amar lo que aceptas, y lo que amas, te libera.

Si no te reconoces, invertirás tus energías en ser reconocido; si no te aceptas como eres, difícilmente cambiarás y no podrás aceptar a nadie como es; cuando inconscientemente te culpas, proyectas tu culpa al exterior y te conviertes en juez implacable de los otros, por aquello que en ti mismo no has podido absolver.

 

Hasta que un día dejas de mirarte el ombligo y descubres un yo que va más del pequeño yo del narcicismo. Reconoces que cuanto ves es también una proyección de tu universo interno. Podrás decir “Yo soy eso, eso soy yo” y reconocerás que tu naturaleza es una faceta del amor del mismo Creador.

Ser únicos

Cuando juzgas a otro, te juzgas. Cuando te comparas, desconoces que, al igual que tú, el otro es único.

No puedes vivir la vida para el referente fijo del debería ser, pues negarías tu propia realidad mutable, en la que sólo puedes ser siendo como tú, incomparable. El otro es esa parte de ti que refleja una faceta desconocida de tu propio ser. Cuando dejas de mirar las apariencias, encuentras la otredad adentro, con todas sus facetas. Aspectos de ti mismo, como pequeños yoes con sus notas aisladas, hasta que un día se afinan en torno al ser que reúne todas sus corrientes en el río mayor de ser.

Ser humanos

Los patrones de relación que constituyen los niveles de orden de la evolución, sufren una radical transformación a nivel humano. Cuando la evolución de la conciencia accede a la síntesis de la humanidad, las sensibilidades químicas, vegetativas e instintivas se expanden cualitativamente, para convertirse en consciencia reflexiva. Los impulsos primitivos se resuelven en emociones, sentimientos y motivos. Ideas, pensamientos y sentimientos se convierte en cauce para los más nobles ideales. Así, en un proceso de relaciones internas que se reflejan en el modo de recrear el universo adentro, las distintas facetas de nuestro carácter se armonizan en una personalidad integrada, que manifiesta la unificación de las distintas polaridades del ser. Los arquetipos del inconsciente colectivo, el inocente y el huérfano, el buscador y el amante, el guerrero y el bienhechor, el creador y el destructor, el gobernante y el mago, el sabio y el bufón, revelan su complementariedad en el seno de una personalidad, que en cada ser humano es única.

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