
La verdadera abundancia
Más no equivale a mejor, ni menos significa peor. Lo poco puede ser riqueza, lo mucho puede ser pobreza, pues si el tener aleja del ser, empobrece. Si el perder acerca al ser, enriquece.
La abundancia referida a la vida, es el agua abundante del amor, una corriente de renovación permanente que permanece fresca siempre. Ni el hielo, ni el vapor de esa agua aplacan la sed. Descubre en tu vida la belleza de las justas proporciones: Enciende el fuego de tu corazón, derrite el hielo de tu potencial congelado, y deja que el agua del amor irrigue la tierra removida de tu vida. Siembra las semillas de tus talentos y disfruta el contento, esa la alegría inocente que da el florecer a la vida.
Abundante es una belleza que no se pretende bella e irradia su armonía silente para quien la pueda reconocer desde su propia belleza.
Abundancia es valorar el fruto del universo que cada uno es.
Abundancia es saber que cada ser es necesario para completar la belleza de la diversidad inherente a toda unidad.
Abundancia es fluir como el agua y saber que, entre tanto, el cauce, las orillas y el cielo ocupan su lugar.
Se vive una abundancia muy grande cuando se sabe que la unidad no se alcanza sin la unicidad que en cada uno vive, pues en cada uno se ha hecho único el todo. Así todos completan de un único modo el todo.
Es de muy grande abundancia saber entregarse, como el gran río que descubre otra dimensión de su propia unidad ofrendando sus aguas al mar.
Tal vez no haya un sentimiento de abundancia mayor que el de sentirse mirado por El Observador que con sus infinitos puntos de vista vuelve a crear el mundo cada vez que lo mira.
Autor: Jorge Carvajal P.