Unalma

Creatividad

creatividad-jorge-carvajal

Creatividad

Cuando la belleza de la diversidad revela la unidad

Toda la profusa diversidad de la naturaleza se recicla. Es esa adaptabilidad incesante y creativa, lo que garantiza la continuidad de la vida. 

El gran reciclaje 

La multiplicidad de pautas y formas que se recrean en la naturaleza, nos sugiere que toda la corriente de la creación va en dirección de la diversidad. La naturaleza entera se recrea, se ramifica en el árbol de la vida, y florece en el colorido de todas las especies.

Toda la profusa diversidad de órganos y funciones de los seres vivos, se recicla haciendo gala de una adaptabilidad incesante y creativa, que garantiza la continuidad de la vida. El reciclaje abarca cilios, plumas, cabellos; patas, cascos, garras; aletas, manos, alas. El cerebro reptil y el mamífero se reciclan para el ensamblaje de un cerebro humano, en el que el espectro de las ondas delta controlan las funciones esenciales a la supervivencia. Esta gama de frecuencias va ascendiendo progresivamente a las ondas theta, alfa y gamma, donde la vida alcanza el cenit de la conciencia creativa. Con este ascenso evolutivo hacia lo humano, la creatividad se convierte en un proceso dinámico y complejo, a través del cual el mundo se interioriza, se concibe, se gesta y se recrea. La expansión del cerebro y su asombrosa capacidad de crear nuevas conexiones, representa una especie de estrategia del universo para conocerse y recrearse.

La vida se reinventa 

Poiesis es la raíz griega de la que se deriva la palabra poesía. Es también empleada para definir una propiedad esencial de la vida: la autopoiesis, o capacidad para auto-recrearse. Podríamos decir que el lenguaje se caracteriza por la creatividad, la belleza, la armonía y la síntesis propias de la poesía. Como si se tratara de las estrofas de un poema que se ha ido escribiendo en el espacio-tiempo de la evolución, la inteligencia profunda de nuestra biología va emergiendo como una marea ascendente hacia la plenitud de la conciencia creativa. 

A cada nueva necesidad adaptativa de la vida surge una función nueva, que esculpe una nueva anatomía, a partir de la materia prima de patrones de orden precedentes. Así, todo avance evolutivo es el producto de una plasticidad adaptativa, activada por los nuevos desafíos provenientes del medio ambiente. Los nuevos patrones de organización de la materia y la energía serán como semillas de nuevas formas emergentes. 

Este reciclaje no podría ser producto del azar: es guiado por la necesidad de cambio necesario a la supervivencia. Miles de millones de años ha tardado la evolución para la adquisición de una inteligencia adaptativa, cuya característica esencial es esta capacidad de reciclarse y recrearse. De reinventarse permanentemente. 

Unidiversidad: lo uno en lo diverso

El plan del vuelo de esta gran diversidad, encuentra sentido en el mapa multimensional de la unidad de todos los seres y las cosas. En una totalidad holográfica, indivisible, el árbol de la vida ha ido emergiendo con distintas ramificaciones hasta iniciar a nivel de los homínidos la emergencia de la conciencia reflexiva, que ha permitido el ascenso al pensamiento creativo. A este nivel, la constancia, la paciencia, la introversión y la imaginación, conducen a través del intelecto a la experiencia integral de la intuición. De la unión de todas las formas de inteligencias que no de la exaltación de una sola de ellas, se conforma el cauce sagrado de la inspiración. 

En el acto creativo, correlaciones lejanas, analogías y resonancias, tejen formas y contenidos; plasman colores, matices y coloridos; crean nuevos sistemas y patrones de ordenamiento, y revelan la belleza del tejido. En la ciencia como en el arte, la creatividad se convierte en creación, y el individuo trasciende su individualidad generando su aporte único a la corriente de la creación. 

La creatividad como esencia evolutiva

En cada punto del espacio están implícitas cuantas formas posibles caben en el potencial de la creatividad. 

En el nivel de la evolución humana, la creatividad exige un profundo ejercicio de soledad que conduce a la interiorización. En realidad, es una soledad en la que se puede experimentar la profunda relación con el mundo en uno mismo. Así, toda creación es la exteriorización de nuevos tipos de relación logrados al interior. No inventamos los colores ni las notas, pero podemos recrearlos en un paisaje, un canto o una nueva danza. 

Enraizada en la tierra de la biología, la creatividad se despliega en todo el territorio de los caminos de la vida. Cada antiguo órgano, todo sistema o patrón de organización, se reordena para lograr funciones y formas nuevas. La naturaleza toda es una expresión multidimensional del arte de una fuerza creadora que se reinventa instante a instante. Los antiguos diseños son la urdimbre para la trama de los tejidos nuevos. Cuando algo aparentemente se destruye es que cambia su posición en el orden de los seres y las cosas. Ni en las especies, ni en los individuos hay un momento evolutivo igual a otro, salvo que lo miremos con los ojos de un observador que se ha negado a cambiar su antiguo lugar de observación 

La necesidad de adaptarse a un medio en permanente evolución, ha regido una dinámica de cambio, expresada en perpetuos movimientos adaptativos que conservan y destruyen, que fluyen, trasmutan y conectan. 

La creatividad y el amor 

Miremos el colibrí, la abeja, el polen, la semilla. Miremos la flor, la mariposa, la nube. Miremos en el cielo la belleza, que es sustancia, continente y contenido de todas las estrellas. Presintamos ese espacio interior que todos contenemos, como el mismo espacio universal en el que estamos sumergidos. Es nuestro espacio, un aspecto del vacío infinito que a todo y todos nos mantiene unidos. Precipitado en la tierra, el agua, el fuego y el aire. Unificado en la conciencia. Ese espacio es lo que somos . Variedades creativas de lo mismo, entretejidos por los hilos sutiles del amor, la fuerza magnética que todo da unidad y cohesión.

Con otros ojos y otro corazón proyectemos este sentimiento nuevo a lo que con todos somos: a la tabla periódica de los elementos y la energía atómica; al océano del espacio-tiempo y todo su ondear de olas migratorias, especies, estados de conciencia y las innumerables partículas subatómicas. La vaga idea que alumbró la imaginación decae en el océano del campo cuántico y el pensamiento genera una estela de ondas que se congelan en la materia. De un inmenso potencial, contenido en el corazón sólo como posibilidad infinitesimal, ha emergido, por la fuerza del amor, el mundo tangible de la realidad. Es amor lo que mueve el infinito potencial de la creatividad. 

En nuestra naturaleza se recrea toda la naturaleza

La creatividad es esa condición de la creación que se recrea en todo lo creado. Gracias a la creatividad cada criatura puede revelar de un modo original la belleza de su creador.

La belleza de la naturaleza se recrea en nuestra naturaleza. Y nuestra naturaleza recrea, de un modo original, toda esa belleza. 

La creatividad es el proceso por el cual el mundo externo se interioriza, se procesa, se remodela, y se renueva para emerger a una forma nueva. Crear es criar, renovar el universo. El acto creativo implica dar vida a las formas que hemos imaginado, sentido, percibido y concebido.

Crear es revelar la belleza del paisaje que hemos intuido. 

 

Agua abundante del amor del alma, la inmersión en ella lleva a la vivencia plena de la serenidad. En esas, las aguas puras y serenas del alma se refleja la belleza del plan del Creador. Así accedemos al estado que revela la unidad del campo unificado criatura-creador. Ese estado lleva a la inspiración, la experiencia sublime que permite al observador convertirse en lo observado. 

En la fluidez de la intuición surge la experiencia de la gracia, la gratuidad, la gratitud, como un sentimiento de plenitud que revela la presencia del creador, el alma. Crear es el vuelo de la inspiración movida por el amor que surge en un instante sin tiempo, tan profundo y tan intenso, que en él se profundiza la extensión de los siglos, como si fueran engullidos por la eternidad de los momentos. 

 

Autor: Jorge Carvajal

Salir de la versión móvil