Unalma

Para sanar la vida

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Para sanar la vida – Por Jorge Carvajal.

Para sanar la vida es una invitación que nos hace Jorge Carvajal a reflexionar y meditar sobre la vida como un proceso de aprendizaje que conduce a la progresiva expansión de la conciencia.

Una reflexión para sanar la vida - Jorge Carvajal

¿Esta vida qué será?

En la perspectiva de la ciencia moderna, la vida es un patrón de organización de información. Esa información ordenada se va precipitando en una cascada jerárquica a través de la cual se convierte en energía. Y la energía se precipita jerárquicamente en un patrón de ordenamiento molecular. Así la información se vuelve energía, la energía se materializa, y en ese movimiento de interacción entre ambas surge el proceso de la vida.

La vida entonces no es una cosa. Es dinámica, interactiva, está permanentemente cambiando, se está reinventado en cada momento. La vida, este proceso de aprendizaje, es un proceso progresivo de expansión de la conciencia.

Desde un punto de vista místico, en un estado ampliado de conciencia que no explica la razón, que no explica la lógica. Solamente puede ser explicado a través de la intuición, de la percepción de la totalidad, y del sentimiento profundo de unidad.

Cada cosa en el universo, desde la más pequeña a la más grande, hacen parte de este proceso de correlación de ordenamiento de expansión de la conciencia, y de aprendizaje que llamamos la vida.

Hay un gran hilo conductor, que sigue todo este proceso de ascenso, que nos explica el movimiento de la vida, el cause de la vida: la conciencia. Toda vida es un proceso de conciencia. La conciencia es aquello que liga la mística y la ciencia, el mundo de lo superior con el mundo de lo inferior.

Hemos venido a aprender. Vivir es aprender. Cuando nos perdemos las lecciones de la vida, estamos condenados a repetirlas. Aprendemos cuando reconocemos que todo en la naturaleza es un maestro.

Si tenemos la humildad, la vulnerabilidad, la flexibilidad para ser sensibles a la vida, sensibles al aprendizaje, entonces entendemos, comprendemos. El aprendizaje es mucho más que un conocimiento, es un saber, es un sabor, es una sabiduría interior. Algo que transforma y mueve desde adentro. Aprender es encender, iluminar nuestro corazón.

Cuando el amor es inteligente, cuando en el amor hay discernimiento, nosotros tenemos comprensión. Y la comprensión es la clave de la compasión.

En la vida hay 2 tipos de personas: los aprendices y las víctimas.

Los aprendices asumen su responsabilidad en la vida, interiorizan la vida, participan activamente en la vida. Al ser sencillos, humildes y vulnerables, pueden ser felices.

Las víctimas se resisten al aprendizaje. Eluden su responsabilidad y pierden su poder. Asignan la responsabilidad a otros.

Debemos salir del victimismo. Ir a nuestro interior, asumir nuestra responsabilidad, reconocer que las dificultades, el fracaso y el dolor también son nuestros mejores maestros.

La vida es una danza, la vida es una fiesta. Hemos venido a disfrutar la vida. Sanar la vida es disfrutar la vida, saborearla. Aunque duela, el dolor es una condición de la vida.

Sanar nuestra vida es amarnos, reconocernos, abrazarnos, ser nuestro propio amigo, encender nuestro corazón. Y desde el corazón encendido, vivir apasionadamente, reencantando la vida.

Convertir nuestra vida en algo sagrado, para que el sabio que vive en cada uno de nosotros se pueda expresar.

Nada nunca se puede perder. Cuando aprendemos de corazón, construimos un puente de luz entre la tierra y el cielo.

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