Poner límites desde el centro
Cuando en el círculo de tus relaciones renuncias a tu propio centro, se disuelven tu identidad y la dignidad de ser quien eres y el círculo deja de tener existencia real.
Tienes un círculo delimitado por tus relaciones con el mundo, incluyendo las de tus familiares, colegas y amistades. Al interior de ese círculo existe un centro constituido por las relaciones contigo mismo. Sin esa unidad nuclear, todos los territorios de tus relaciones pierden su integridad y se disuelven. Cuando estás fuera de ti, de tu propio centro, o cuando no reconoces tus límites y permites que tu espacio tiempo interno sea invadido y contaminado, estás condenado a perder el control, la identidad y la dignidad. Sin ese yo que te define, el círculo de tus relaciones perderá sus radios y su centro.
Regresa a ti. Acéptate, sin que para lograrlo te tengas que convertir en mercenario. Reconoce que tu tiempo no es un valor de uso o de cambio. Recibe con el corazón abierto el regalo de tu tiempo. Se humilde y transparente para que con la luz de tu presente dejes pasar la luz que vive en todos. Entra con los pies descalzos de la humildad al altar del corazón para oficiar el ritual de la vida, pero no permitas que nadie entre con las botas empantanadas a ese espacio-tiempo sagrado del alma.
Autor: Jorge Carvajal P.