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Cómo realizar nuestros propósitos

Cómo realizar propósitos Unalma Jorge Carvajal

Cómo realizar propósitos Unalma Jorge Carvajal

Cómo realizar nuestros propósitos

 

Introducción

Las buenas intenciones y los mejores propósitos son insuficientes para la realización, si no logramos transmutar la materia prima del deseo en un sentimiento de comprensión amorosa, que implique tanto el amor como el discernimiento. Proyectar la esencia a la existencia, actualizar el potencial del ser, realizarnos… todo ello está ligado a la correcta formulación de propósitos necesarios para alcanzar la realización. El núcleo del propósito es el deseo, cuya fuerza primitiva es como savia para el árbol de la vida. Cuando nuestros propósitos están inspirados por los mejores sentimientos y los más nobles ideales, ya no son sólo ráfagas de deseos inestables: Se sustentan en la fuerza de la devoción y la estabilidad de la consagración, que alinean lo mejor de nuestros talentos en la dirección de la realización. Así, el ser se actualiza en nuestro hacer, y la existencia se convierte en un reflejo fiel de nuestra esencia. 

El ser humano es un sembrador de propósitos

En el pasado yacen la raíces y la savia que nutre las flores del presente. Y el presente incuba los frutos del futuro. Un buen futuro es el fruto de un presente que atesora las mejores lecciones del pasado. La añoranza y la esperanza son una energía potencial que se desarrolla en la fuerza más transformadora de la vida, si aprendemos a disfrutar primero el ritual de la siembra, pues los seres humanos somos sembradores de propósito y nuestra vida es como un cultivo, en el que crecemos, florecemos y maduramos al fruto de la realización. 

Vivir es aprender a sembrar nuestros talentos: Retirar las malezas, seleccionar las mejores semillas, arar la tierra, conocer el momento oportuno para la siembra, saber esperar la germinación y proteger nuestra propia vida tierna y vulnerable cuando va emergiendo. Irrigar la tierra, mantenerla fértil, estar preparados para las plagas. Asistir el período mágico y vulnerable del brote de la flor, sabiendo que en la fragilidad de su cáliz se alberga ya la promesa del fruto.

El propósito de ordenarnos en la vía de la realización

Cuando cada cosa ocupa su lugar en el concierto de las cosas, cuando todo sucede a su debido tiempo, se revela el orden inherente al plan del universo. La realización es acceder cada vez a un nivel superior de la conciencia, como un grado mayor de ordenamiento que nos puede llevar a un nivel superior de libertad. 

Reconocemos nuestros propios ritmos, aprendiendo de una naturaleza cuya esencia es armonía rítmica. Esta armonía en el espacio y el tiempo es el orden subyacente a la belleza, la verdad y la bondad. Es el orden de la vida, que puede ser nuestro propósito de fondo, porque de él depende que los otros propósitos nos lleven a la realización. Para esto es importante reconocer el tiempo crítico para sembrar y para cosechar, los tiempos de la pausa, los ritmos de la luz en su excursión por el mundo de las sombras para recrear el colorido de la vida. 

Claves para la realización de los propósitos

Características de los propósitos que nos conducen a la realización del presente 

  • Convierten nuestro futuro en la tarea más importante del presente. 
  • Mas que promesas pasajeras, implican un alto grado compromiso. Por ello contribuyen al fortalecimiento del carácter y la realización de nuestra personalidad 
  • Responden a nuestra necesidad. 
  • Parten del ser, por lo que están en correspondencia con aquello que es esencial a nuestra vida . 
  • Están enfocados en la felicidad y el sentido de vivir, mas que en el placer, el poder y los sentidos. 
  • Tienen móviles nobles e incluyentes. En tal sentido excluyen la separación y el egoísmo.
  • Su dinamismo intrínseco se deriva de la fuerza renovadora del amor. 
  • Integran nuestros talentos y favorecen su desarrollo armónico 
  • Representan la firmeza de los deseos más nobles del corazón convertidos en una fuerza de voluntad inquebrantable.
  • Elevan nuestros hábitos y disciplinas rítmicas a la dimensión sagrada del ritual. 
  • Nos llevan a salir de la prisión de la rutina y a reencantar la vida, a través de la devoción y la consagración a una causa que llena la vida de sentido. 
  • Contribuyen al desarrollo de la ciencia de la paz interna, la paciencia, que nos lleva a reconocer en la pausa el secreto de una vida rítmica, y en la serenidad, la perseverancia necesaria para alcanzar nuestras metas.
  • Los propósitos que conducen a la realización no se derivan así de una programación para crear expectativas. Implican ante todo, una participación activa, constante y comprometida, que refuerza y renueva cada día la felicidad como sentido de la vida. 
  • Si bien los propósitos pueden conducir a grandes resultados, están impulsados por pequeños pasos a nuestro alcance. Parten de la base de que los mejores resultados son el producto de múltiples procesos ordenados. 

Los obstáculos al desarrollo de propósitos que conducen a la realización

  • Perseguir propósitos que no corresponden a la necesidad de nuestro ser. Por ejemplo, cuando los móviles son la búsqueda del placer, el poder o la satisfacción de los sentidos. 
  • No confiar en nuestro potencial para realizarlos. 
  • Formular propósitos que responden a la necesidad de compensar externamente una carencia interna. Por ejemplo el afán de ser reconocidos cuando no confiamos o creemos en nosotros mismos
  • Escoger propósitos que no conducen al desarrollo de nuestros talentos. Es como ir contra nuestra propia corriente, desconociendo la dirección de nuestra propia vocación.
  • Imponernos propósitos inalcanzables o desproporcionados, o al contrario, tratar de conseguir logros que están por debajo de nuestras posibilidades reales. Esto implica que los complejos de superioridad o de inferioridad son obstáculos mayores a nuestra realización. 
  • Formularnos propósitos cuya consecución no depende en buena parte de nosotros. Esto es delegar en otros la responsabilidad de nuestra realización.
  • No reconocer a tiempo los obstáculos insalvables que pueden surgir en el camino y cuya solución no depende de nosotros, para poder rediseñar propósitos que estén a nuestro alcance. 
  • No adaptar ni dirigir conscientemente las rutinas del día a día a la consecución de los objetivos estratégicos. Es la incapacidad para crear hábitos y disciplinas rítmicas dirigidos hacia el propósito, que puedan restaurar el orden y la belleza de nuestra vida cotidiana. 
  • No saber disfrutar de las tareas necesarias a la realización de nuestros propósitos, consagrándoles cada día lo mejor de nosotros.

 

Autor: Jorge Carvajal P.

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