Unalma

Que todo se ilumine

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Que todo se ilumine – Por Jorge Carvajal.

Que todo se ilumine es una continuación del proceso de reflexión, meditación y aplicación conducido por Jorge Carvajal. Es un recorrido por el espacio tiempo interior del despertar, la expansión de la conciencia y el portal de la iniciación. Nos sugiere Jorge que, a la luz de las enseñanzas de la sabiduría perenne, la gran mayoría de la humanidad se encuentra en el portal que conduce a la primera gran expansión de la conciencia, o primera iniciación.

Meditación Luna Llena de Tauro - Que todo se ilumine - Por Jorge Carvajal

La luz es la clave mayor de la vida. En última instancia es el potencial de la energía que se convierte en la fuerza que mueve el movimiento, el pensamiento, la emoción y el sentimiento. Es también la fuente que enciende el metabolismo, la pasión, el compromiso. Todas estas funciones no serían posible sin la luz que activa los electrones para activar las reacciones químicas. El deseo, los motivos que nos mueven a buscar también ese aspecto subjetivo de la luz que denominamos la verdad.

Desde el nivel molecular en el ADN que es una doble antena espiral de resonancia con frecuencias lumínicas, hasta el nivel sutil de la búsqueda de conocimiento, amor y claridad, la luz representa en nosotros un espectro que abarca el de la luz visible y el de esa luz invisible que irradia en la mirada, en la sonrisa, en la compañía amorosa de quien además de entendernos nos comprende.

Vemos con todo el organismo

La ciencia nos enseña que procesamos la luz no sólo con los ojos. Que la piel, la corteza occipital, el hipotálamo y la glándula pineal son sensibles a la luz. La luz que impacta los foto receptores en la retina se codifica en pulsos eléctricos que además de la corteza visual estimulan el tálamo, la amígdala que es un como el cerebro emocional, y el sistema nervioso simpático que regula los programas inconscientes a través de la respuesta visceral.

Por su conexión con el sistema nervioso simpático, la luz penetra hasta el primer chakra, el primer centro de energía. Asciende a lo largo de la médula espinal hasta el séptimo centro y la epífisis o glándula pineal, y determina una corriente que porta la energía del plan, la energía eléctrica de la voluntad, a todo nuestro sistema. Este ascenso de la luz desde los reinos de la naturaleza a través del reino humano hacia el símbolo del sol en nosotros, el alma humana, mimetiza el espectro de la luz que aumenta de frecuencia desde el rojo al azul.

Comprendiéndolo desde el fondo mismo de la biología, podemos acceder al significado del pensamiento semilla de Tauro: “Veo y cuando el ojo se abre, todo se ilumina.” Este símbolo representa el ojo único de la visión, implícito en el unicornio. Representa la desaparición de la dualidad y la visión clara de la verdad que subyace en la unidad.

La luz en perspectiva emocional.

Las emociones nos hacen parecer más o menos luminosos. Cuando sonreímos, nuestros ojos brillan. Cuando hay miedo, todo parece oscuro. Podemos vernos rojos de la ira o verdes de la envidia. Cada uno de nosotros es una paleta de colores única, y nuestro campo emocional es como un lienzo sutil que pinta nuestro colorido emocional. Con nuestras emociones encendemos o apagamos el sol interior del corazón, que se comporta como un generador cuántico. Cada emoción negativa nos descarga, la alegría, la pasión por la vida, la compasión, cargan el generador del corazón, permitiéndonos generar el campo magnético atractivo y ordenante del amor.

La luz de nuestro pensamiento.

Con nuestro pensamiento podemos iluminar y dar claridad. Cuando estamos atentos hay silencio interior y se ordenan nuestros pensamientos, que se convierten en un agente canalizador de la energía que mueve y transforma continuamente nuestra vida.

Todo ese espectro lumínico visible e invisible, revela el campo unificado conformado por nuestros diferentes cuerpos o niveles de conciencia.

La personalidad integrada por la luz de nuestra energía, nuestras emociones y nuestros pensamientos ordenados entran en resonancia con el ser que somos, el alma. El símbolo y lugar de esta unión es el tercer ojo, el entrecejo, el ajna chakra. El despertar pleno y la activación de este centro revela la integración de la personalidad y el alma donde todo el espectro del ser se integra revelando la unidad. Cuando despertamos interiormente todo afuera se ilumina. Cesa la dualidad y alcanzamos la unidad.

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