Unalma

La cuarta revolución… ¿industrial?

cuarta-revolución-industrial-jorge-carvaja

cuarta-revolución-industrial-jorge-carvaja

La cuarta revolución… ¿industrial?

Una charla entre Jorge Carvajal, Carlos Andrés Arroyave y Pablo Barvo.

Primera revolución industrial – Siglo 18. El vapor. Una nueva tecnología, el desarrollo de nuevas herramientas empleadas para mecanizar los procesos. La productividad se incrementó porque muchas de las actividades manuales y artesanales se reemplazaron por máquinas de vapor. El transporte también se vió impactado y generó una aceleración u optimización en los tiempos.

Segunda revolución – Siglo 19. La electricidad. Aportó un nuevo escalón de productividad. Confluyó con el desarrollo del automóvil y la fabricación en masa. Incremento de la productividad, mejoramiento sustancial en los métodos de transporte. Una revolución del hacer, de los medios de producción, combinado con una revolución de la comunicación.

Tercera revolución, computadores. Programadores lógicos en las cadenas de ensamblaje, donde se desplazan ciertas decisiones que antes tomaban las personas, y algunos procesos se automatizan. Aparecen los primeros robots que hacen un escalón adicional en los procesos de producción. La información comienza a moverse más rápido, y procesos que antes llevaban mucho tiempo se pueden hacer en fracciones de ese tiempo.

Cuarta revolución, internet. Integra, logra hacer conexión de información que genera una cantidad masiva de datos, bases de datos, análisis, entendimiento de los mecanismos de información, redes. 

 

No podemos negar que cada una de estas revoluciones ha generado incrementos de productividad, pero éstos no pueden aislarse del ser humano. ¿Cuál es la repercusión que estos incrementos tienen en el ser humano, y cómo nos vamos transformando, nos vamos adaptando en estas revoluciones a los cambios, a dichos incrementos de productividad?

El cambio es lo único que no cambia

Hay una conexión entre todos los procesos o revoluciones y es el cambio. La preocupación del ser humano al pensar que puede ser reemplazado por las nuevas tecnologías ha existido desde la primera revolución industrial. No es un tema exclusivo de las nuevas tecnologías de la información, e incluso con las primeras máquinas de vapor se generó este cuestionamiento. Sin embargo, el ser humano siempre ha prevalecido, y ha evolucionado a la par del crecimiento tecnológico. Han surgido nuevos trabajos con nuevos retos y el requisito del desarrollo de nuevas habilidades.

Las nuevas tecnologías, las tecnologías emergentes, son materia prima. Son solo herramientas y su uso se ve determinado en gran medida por los principios, valores y actitudes de las personas que las crean y de las personas que las usan. Un metal, por ejemplo, puede transformarse para convertirse en un arma, o puede transformarse para convertirse en el techo de alguien que lo necesita. Es en esta línea de pensamiento que las tecnologías como la Inteligencia Artificial no son ni buenas ni malas. Es el uso que le damos, determinado por nuestros principios y valores, el que determina su impacto real en el mundo.

La evolución es una revolución

Desde un punto de vista biológico, la evolución misma es una revolución. Podríamos decir que la inteligencia es un ascenso en nuestro proceso evolutivo, que un día partió del cerebro reptil. Éramos movidos por cosas “mecánicas”, y debíamos generar un gran consumo de energía para lograr los mismos resultados, para sobrevivir. 

Y un día, surge algo que transforma la materia en energía, y aprendemos a utilizar la energía. Ascendemos en esa cascada de la evolución del cerebro reptil al cerebro mamífero, en el que ponemos nuestras emociones en movimiento. La gran fuente de energía es la motivación, lo que nos mueve internamente.

Y luego, otro día, comenzamos a acceder a un universo más mental, y transformamos la materia y la energía en información. Un proceso evolutivo que llevó miles de millones de años, y que hoy podemos comparar y ver cómo se repite aceleradamente en esta pequeña fase de la historia. Un punto en el que tenemos densidades enormes de información, que ya no solo tienen que ver con la información sino también con nuestra conciencia.

En el paradigma médico, por ejemplo, el corazón era concebido como una bomba hidráulica, y el sistema músculo esquelético se analizaba desde un punto de vista mecánico. El ser humano era como una especie de mecanismo, como un gran reloj. 

De ese mecanicismo, fuimos trascendiendo hacia un ser humano cualificado por la energía. Un ser humano que emite energía, que se nutre de energía, que intercambia energía con su medio ambiente.

En términos de inteligencia sucede lo mismo. Los procesos de inteligencia evolucionan de modelos básicos, mecánicos, a procesos mucho más complejos. A medida que vamos ascendiendo y vamos creando los modelos, en ese sentido, a una inteligencia que es mecánica, energética o informática, le estamos superponiendo una inteligencia superior que es creativa. Es la inteligencia modeladora que permite el diseño de los moldes para la optimización de los procesos. 

Este nuevo paradigma, el paradigma actual, es el de la red de redes. Es el paradigma de la conciencia no local, evidenciado en herramientas como el internet, donde estamos compartiendo, masificando y democratizando la información, lo que facilita que esa inteligencia creativa esté al mando de todos los procesos.

Hemos accedido a un nivel superior de conciencia, sin haber perdido lo mecánico, ni lo energético ni la información acumulada por toda la corriente evolutiva. El reptil sigue en nosotros, pero lo usamos de otro modo, de una manera más eficiente. Este nivel superior de conciencia puede coordinar mucho más eficientemente todos los estratos anteriores. 

 

En una propuesta para conectar todos estos conceptos con aprendizajes anteriores, se plantea un nuevo encuentro para hablar de empresas felices, de sociedades felices. El desafío de la felicidad, entendida como un derecho esencial que todos tenemos y como la estrategia mayor de la conciencia, para alcanzar la unidad y la integridad dentro de la hermandad que todos estamos necesitando.

Salir de la versión móvil