
La ciencia de curar y el arte de sanar
Una visión desde la sintergética
La medicina que todos necesitamos es una que incluya la moderna ciencia de curar y el arte milenario de sanar.
¿Son antagónicos los paradigmas y sistemas médicos que han desarrollado diferentes culturas a lo largo de la historia?
¿Es posible avanzar hacia una medicina que recoja lo mejor de la ciencia moderna y del milenario arte de curar? Este sería el recorrido por un mundo de lo humano, complejo, dinámico y multidimensional, para afrontarlo desde una óptica integral. Tal desafío necesita un enfoque sistémico en el que cada parte sea lo que es: un componente de una totalidad inseparable.
Una medicina de esas características implica ese esfuerzo transdisciplinario, en el que el viaje hacia la parte contemplada en la especialidad, se complemente con el regreso sinérgico hacia la integridad, que constituye la tendencia más notable de la medicina actual.
Es esto lo que hemos buscado con la visión sistémica de la sintergética, que recoge los grandes paradigmas médicos, buscando hilos conductores, correlaciones distantes y comunes denominadores, para no tirar por la borda, en nombre de la moderna ciencia, la sabiduría milenaria de grandes culturas humanas expresada en sus respectivos sistemas médicos.
La sintergética es una propuesta sistémica, que parte y se nutre de una práctica clínica, un enfoque diagnóstico y terapéutico de síntesis. Desarrollada en el último tercio del siglo pasado y lo que va corrido del presente siglo, no pretende como tal ser una ciencia o una especialidad. Es en si un método sistémico de integración, cuyas concepciones y aplicaciones van más allá del marco de la medicina. Implica una nueva postura del observador para vivir e interactuar con un universo que también es su propia creación interior. Desde ese espíritu de síntesis, la Sintergética invita a la comprensión de la unidad subyacente en la diversidad, y la comprensión de correlaciones y contextos significativos de la vida como un gran meta-sistema complejo y dinámico, un verdadero sistema de sistemas.
Complementariedad de los grandes sistemas médicos
Si observamos los diferentes sistemas médicos desde esta mirada incluyente podemos percibir lazos comunes que revelan su complementariedad. Las medicinas tradicionales, vigentes socialmente desde la noche de los tiempos, se estudian hoy a la luz de los avances recientes de la ciencia. El empleo tradicional de plantas medicinales ha encontrado en la moderna etnobotánica una correlación entre el uso de una planta y la presencia de principios activos para las enfermedades en las que se recomienda, una correlación que ronda el 70%. ¿Ensayo y error? ¿Transferencia de la experiencia de antiguos sabios por generaciones? ¿Chamanes dotados de videncia? ¿Seres humanos superdotados, sabios o mensajeros en contacto con esferas superiores, que utilizan métodos de conocimiento que trascienden el intelecto?
Independientemente de las explicaciones invocadas, lo cierto es que tales conocimientos han permitido el desarrollo de sistemas médicos, que han sido el resultado de cosmovisiones de grandes culturas humanas. En tal sentido advertimos que lo sistemas médicos en si son estrategias de supervivencia desarrolladas por las culturas humanas. Estos sistemas han tenido mucho antes de la aparición de la ciencia moderna y el método científico, vigencia social, económica y política. Su vigencia académica empieza a ser validada por la ciencia actual.
Para abundar en el argumento de la intervención de esta ciencia moderna en la validación académica de los sistemas médicos tradicionales del mundo, nos encontramos otro ejemplo tipo: Estudios recientes han revelado la realidad eléctrica, histológica y bioquímica del punto de acupuntura, que según investigadores como Pierre Rabischong, se comportan como verdaderos microcerebros periféricos. Esta red de puntos de menor resistencia eléctrica, es un sistema ancestral de energía y procesamiento de información que es utilizado con un éxito sin precedentes en modernas técnicas de psicología emergente como las de tapping descritas en la EFT – Emotional Freedom Thecnique – por Gary Craig y Judith Orloff.
En la misma dirección de integración, los estudios sobre la memoria del agua han abierto un debate en el mundo de la ciencia, en la que cada vez más autores, incluyendo al premio Nobel Luc Montagnier y Gerald Pollack, a quien debemos la emergencia de una nueva ciencia del agua, llevan de nuevo a primer plano las propiedades extraordinarias de este precioso cristal líquido que constituye la gran onda portadora de la vida.
De regreso a la unidad: Desmedicalización y desespecialización
Ahora sabemos que un sistema médico no es sólo el sistema de los médicos, aunque efectivamente por una excesiva medicalización de la medicina a veces pareciera serlo. Hemos descargado casi todo el peso de su ejercicio en el personaje del médico, hasta el punto de que casi todos los actores del sistema pasaron a ocupar lugares invisibles. Chamanes, Curanderos, matronas, sobanderos, abuelas sabias, enfermeras, auxiliares y hasta las experiencias milenarias se tiraron por la borda con el advenimiento de la biología molecular. Se privilegiaron las analíticas de laboratorio sobre la clínica, se minimizó la magia de la relación médico paciente y se nos olvidó, o no lo asumimos en la práctica de nuestra medicina occidental un hecho, bien reconocido por todos: gran la mayoría de las enfermedades crónicas tiene su origen en inadecuados estilos de vida.
Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento es un pensamiento atribuido a Hipócrates, considerado el padre de nuestra medicina moderna. Hoy sabemos que también el ejercicio dosificado, el sueño fisiológico, el amor y la meditación son poderosas medicinas. Pero en la práctica hemos olvidado las emociones, las relaciones, el medio ambiente, la felicidad, la realización y la trascendencia como factores a tener en cuenta en la compleja ecuación de la salud. Además, en nombre de una ciencia basada en la evidencia desconocimos la evidencia histórica de esos maravillosos sistemas médicos que tuvieron y siguen teniendo vigencia después de miles de años.
Nos fuimos por el camino, indudablemente necesario y maravilloso de la especialidad, pero parece que ahora, sin dejar de lado sus grandes logros, ha llegado la hora de regresar a la integridad que perdimos en el curso del viaje hacia las partes.
El cosmos en el microcosmos
Un día ya lejano emergimos de una antigua visión que sumergía el ser humano y la naturaleza en un océano de fuerzas sobrenaturales y desconocidas. A través de un viaje cuyo protagonista fue la evolución de la conciencia, nos dirigimos progresivamente a través del humanismo y el evolucionismo, a una visión positivista que redujo la vida al juego de reacciones moleculares predecibles. Pero la materia se nos fue diluyendo en átomos y partículas subatómicas que a su vez desaparecieron en el misterioso océano cuántico. Muchos científicos regresaron al antiguo territorio de la conciencia mística y se preguntaron ¿quiénes somos? La búsqueda de las respuestas pronto sobrepasó el mundo molecular y nos sumergió de lleno en la dimensión misteriosa de las partículas subatómicas. La dimensión del espacio vacío donde ocurren las interacciones entre partículas y cargas, desplazó su protagonismo, para dar paso a un universo relacional. La relación en si como esencia del universo. Todo es un patrón de relaciones, también la vida. El hombre, el universo, el Creador, la indivisible unidad cosmoteándrica del místico empezó a ocupar su lugar y así comprendimos que la antigua magia es la matriz de la ciencia y la tecnología. En todas, el hilo conductor de un continuum de conciencia, teje y restaura la integridad de un mundo que habíamos estallado en mil fragmentos sin sentido.
Regresamos de otro modo al mundo de la impredecibilidad y la incertidumbre, pero esta vez de la mano de la ciencia. El surgimiento de las ciencias sistémicas, la comprensión de las leyes del caos, la dualidad onda partícula y el principio de incertidumbre, nos llevaron a otra dimensión de lo que está más allá de la materia. En esta desmaterialización del mundo hemos emprendido el viaje de regreso a antiguas cosmovisiones, para verlas ahora desde la experiencia del viajero que exploró el trasfondo molecular.
Ahora tratando de integrar la ida y el regreso para dar sentido al recorrido vamos a tratar de mirar el mapa que integra los territorios de los sistemas médicos. Desde la perspectiva del campo en el que describen sus interacciones con la vida.
Campos o territorios de los sistemas médicos
- Un campo relativo a la materia. Es el paradigma del territorio de la materia, definido por cantidades y sus medidas. Se precisan las reactivos y reacciones moleculares que determinan esos patrones de relaciones tangibles y objetivos que relacionan moléculas, tejidos, órganos y sistemas orgánicos hasta el organismo. Describimos el conjunto, y lo organizamos en partes separadas para su estudio, lo que va dando origen a un gran número de especialidades y técnicas diagnósticas y terapéuticas. Está representada en conjunto por la medicina moderna con sus raíces en occidente.
- Un campo relativo a la energía. La misteriosa energía vital utiliza y cualifica el instrumento molecular. Esta energía con más de 300 denominaciones diferentes según la cultura, puede ser descrita como Chi, Qui, prana, energía ódica, energía reticular, etc. Abarca el capítulo de las medicinas energéticas practicadas en casi todas las culturas con diferentes concepciones y denominaciones. Acupuntura, artes marciales, masaje, moxibustión y fitoterapia energética son ejemplos correspondientes, que se ubican en el capítulo de la medicina tradicional china. En este amplio territorio terapéutico podemos ubicar buena parte de lo que hoy se conoce como el campo de las medicinas vibracionales.
- Medicinas de la información y la conciencia. Es el sector más amplio, y se puede insinuar ya en el mundo de la medicina tradicional china. Se desarrolla más ampliamente en la medicina ayurvédica y se relaciona con la inseparable unidad de la psique y el soma, vislumbrado por paradigmas que hacen su eclosión especialmente en las eras moderna y postmoderna. Esta integración da lugar a movimientos que disuelven el cientifismo y el dogma, que no la auténtica visión científica, e involucran buena parte del público no médico. Su tendencia es la generación de un movimiento hacia la autogestión de la salud, y el ejemplo más familiar para nosotros es el de la sintergética.
La medicina que todos necesitamos
Necesitamos la nueva y la antigua medicina, el arte y la ciencia de promover y recrear la salud que en todo caso es integridad de la vida. Una medicina de la conciencia no local, personalizada e integral, tan científica como humana. Una medicina dirigida también a quien sufre la enfermedad. Una ciencia con sujeto, que reconozca ese universo único y profundo inmerso en la subjetividad de cada quien. Un arte de sanar que enseñe la ciencia milenaria de la autogestión de la salud, que emplee lo mejor de las especialidades y la tecnología al servicio de toda la humanidad. Arte y ciencia para curar cuando es posible, para sanar y aliviar en todo caso. Una herramienta para prevenir la enfermedad y promover la salud. Para que todos podamos participar conscientemente en un proyecto que da sentido a la vida: el de ser creadores de nuestra propia salud.
Autor: Jorge Carvajal