Unalma

El potencial sanador del amor en tus manos

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El potencial sanador del amor en tus manos – Por Jorge Carvajal.

Las terapias manuales han acompañado al ser humano a lo largo de la historia, y constituyen la expresión de estrategias desarrolladas por todos los pueblos del mundo para recuperar la salud perdida. La investigación durante las últimas décadas empieza a dar un status científico a aquello que hizo parte de la tradición y el folclor. Hoy sabemos que no son sólo las manos, sino su correlación con un estado del ser que involucra todos nuestros niveles de conciencia. Pensamientos, sentimientos, intenciones, y condición fisiológica se expresan a través de las manos, que pueden transportar la energía sanadora y ordenante del amor. La conexión del intelecto y el amor, la coherencia cardíaca, la comprensión, están cualificando el campo energético de las manos, que se comportan como una antena de emisión y recepción de energía e información.

 

La sanación con las manos emplea el propio flujo subyacente de energía, derivado de nuestro equilibrio físico – emocional y mental y la correspondiente armonía espiritual.

Este empleo de las manos para restaurar la armonía en el biocampo o campo de energía que rodea e interpenetra el cuerpo, es un método de mínimo costo y máximo rendimiento que puede ser aplicado prácticamente por cualquier persona en cualquier lugar o circunstancia.

Es una terapia no invasiva, segura, sin prácticamente efectos colaterales indeseables, a pesar de ser poderosa y efectiva en cuanto a sus resultados.

Las manos en la historia

Y cuando el sol estaba poniéndose, le llevaron a muchos con enfermedades diversas; y él puso sus manos sobre cada uno de ellos, y les curó. Lucas 4:40.

El arte, la literatura y las tradiciones del mundo nos revelan la universalidad de la terapéutica a través de las manos.

Potencial-manos

En Oriente, el arte terapéutico que emplea las manos ha sido asociado tanto a la medicina como a las tradiciones religiosas de oración y bendición. La postura de las manos en las diferentes estatuas de Buda parecen referirse no sólo a un estado de conciencia sino a la canalización e irradiación de una energía curativa.

Durante siglos ha sido conocido en Japón el te-ate, nombre dado a la aplicación de las manos y el tanasue-no-michi, o el tao de imponer las manos. Más conocido hoy en Occidente es el Shiatsu, fundado en las corrientes de energía descritas por la medicina tradicional china. La curación con las manos y el masaje fueron ampliamente practicados por las culturas hindú y tibetana.

En el antiguo Egipto, ya antes del 1500 AC se describía el empleo terapéutico de las manos. En Grecia fue documentada desde el siglo IV AC por Aristófanes. En el Judaísmo la sanación con las manos se empleaba en forma de ritual para la consagración y la transmisión del poder curativo divino.

En África el empleo de las manos en la sanación se asocia a prácticas chamánicas y religiosas, difundiéndose al Caribe y las poblaciones de raza negra en el centro y el norte de suramérica.

En Europa la sanación con las manos fue practicada en iglesias y sinagogas. Se creía igualmente que la realeza, al representar la divinidad, podía sanar con sus manos a través del toque sanador. El arte y literatura medieval nos muestran el “toque del rey” que impone sus manos sobre la cabeza de quienes buscaban sanación.

En la Europa de los siglos XVIII y XIX, el mesmerismo o magnetismo animal puso de relieve el fluido magnético de las manos y su efecto sanador. Como muchas otras técnicas fue relegada por el paradigma dominante hasta que en el mundo contemporáneo el mismo tipo de principios surge con otros nombres y metodologías.

Tanto los nativos de América del norte como los de América del Sur, practicaban la curación por el contacto manual que aún es conservada como una forma de conciliar el espíritu de la naturaleza en el hombre .

Los Shakers, una comunidad religiosa cristiana que practicaba la imposición de manos, así llamada por las sacudidas de las manos, nos recuerda la aplicación de técnicas más modernas como las de la polaridad, que son precursoras de lo que en Sintergética denominamos la medicina manual etérica.

El conocido Reiki – que traduce energía espiritual – fue desarrollado por el doctor Mikao Usui a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Más recientemente se han desarrollado otros métodos: Mahikari que significa “la luz verdadera” y Johrei que puede traducirse como “purificación del espíritu” .

El toque terapéutico con y sin contacto es una técnica desarrollada en Norteamérica por Dolores Krieger, enseñada a nivel universitario y practicada por muchos terapeutas.

La gama de terapias a través de las manos proponen enfoques y técnicas disímiles que sin embargo pueden ser sintetizadas a través de prácticas sencillas y reproducibles para la mayoría.

De la mano de las manos nos humanizamos

Como antenas de la conciencia, las manos han sido el instrumento más poderoso en el proceso de humanización. Transformación de la naturaleza, supervivencia, escritura, arte, caricias, sanación, las manos son alas del pensamiento y el sentimiento, antenas universales de la relación. El lenguaje de los gestos manuales, desde la actitud de oración tan universalmente reconocida hasta las complejas posturas representadas en centenares de mudras, ha acompañado nuestra comunicación tanto verbal como no verbal, y representa, por este valor de transferencia de información, un poderoso instrumento de transferencia y armonización de la energía.

 

El tacto como síntesis de todos los sentidos

Todos los sentidos son instrumentos del sentido, y el más universal de los sentidos es el tacto. Con todos los sentidos tocamos el mundo, percibimos el mundo. Podríamos decir que el sentido de los sentidos es tocar el mundo que nos toca; todos los sentidos son órganos del contacto. Internos y externos, físicos y sutiles, los sentidos nos permiten el contacto con el mundo, que pensábamos externo, en nuestro propio fuero interior; nos permiten también la proyección de las imágenes interiores que tenemos del mundo. Así, cuando escuchamos o miramos al otro, resonamos con él en una vía de dos direcciones. Los sentidos son órganos de emisión y recepción, una doble vía de comunicación que nos permite la magia de la relación.

El poder de comunicación del tacto.

No nos tendrían que decir ¡ánimo! en palabras. Bastaría sentir la palmadita cálida del amigo sobre el hombro que, si fuéramos a traducir en palabras, podría decirnos: cuenta conmigo, tienes soporte, no estás solo, confío en ti… ¡tú puedes!

El contacto es sanador. Enjuga las lágrimas, consuela sin palabras, restaura la integridad perdida, saluda, da salud. Tantas cosas podemos sentir al saludarnos, proximidad, calidez, indiferencia, frialdad, que el solo encuentro de nuestras manos puede revelarnos la magia de un lenguaje total. El tacto, con todo su potencial sanador, puede ocurrir sin necesidad de contacto con la piel. Los ojos acarician, las manos arrullan. También las intenciones tocan.

 

La manos son una prolongación del corazón

Sentir para comunicarse sin causar daño. Proceder con tacto, lleva a dirigirse al otro con esa prudencia e inofensividad que, conducen a una comunicación profunda, efectiva y sin fórmulas preconcebidas. Cuando el contacto es suave, y tierno despierta el potencial de amor que subyace detrás del dolor y el sufrimiento.

Que tus manos no impongan nada y su energía viva fluya como un manantial; que tus manos sean portadoras del amor del corazón, que renueva y ordena la energía. Si tienes tacto no harás daño porque podrás responder a la necesidad. Siente así que, al servir, proyectas tu energía a través de las manos, convertidas en alas de tu propio corazón.

Las manos y el ascenso de la conciencia

Nuestras manos, que antes fueron patas, se transformaron en alas del corazón y el pensamiento. Al liberar las manos, para trepar primero, para aprehender después, hubimos de desarrollar el prodigioso equilibrio de sostenernos en dos pies y, así, cambiar el curso lento de nuestra evolución horizontal hasta la levedad ascendente de nuestra verticalidad. Sobre los reinos mineral y vegetal trepamos a la altura de nuestra conciencia para liberar las manos. Sembramos la tierra, esculpimos el mineral y aprovechamos todo el potencial del animal doméstico en nosotros, para domesticar los impulsos y ascender al intelecto y la intuición. Entonces, nuestras manos sembradoras un día cosecharon la música y el poema. Construimos antenas, microscopios y telescopios, nano-tecnologías, manos de nuestras manos, ojos de nuestros ojos, tacto sutil de nuestro tacto, para sentir el microcosmos celular y el macrocosmos galáctico y revelar la conectividad del universo en nosotros. Desde nuestro universo interior las manos mismas son ríos de la armonía, órganos para sanar y recrear la vida.

 

En las manos, una capacidad de curación innata.

El lenguaje de las manos precedió la comunicación verbal. Bien, mal, arriba, abajo, mucho, poco, abierto, cerrado, puedes decir tantas cosas con las manos que si no lo dices también desde las manos, tal vez no tengan sentido tus palabras.

Dudas, y te rascas la cabeza; te frotas los ojos para despertar; cuando experimentas una gran fatiga pones las manos sobre la región lumbar como para reponer la carga de energía en tu suprarrenal; te proteges cruzándote los brazos, llevas tu corazón a las manos para expresar tu solidaridad en el contacto; llevas tu regocijo al apretón de manos cuando te reconcilias con tu amigo; formas una cuna de amor con tus manos para recibir a tu pequeño hijo. El lenguaje de las manos es un canal de energía sanadora, como si en ellas confluyeran corrientes de amor e inteligencia.

Una terapia al alcance de todos.

Tus instintos, tus pensamientos, hasta el más recóndito de tus sentimientos, está al alcance de tus manos. Puedes imprimir tus imágenes interiores en las manos y revelarlas en la relación. Puedes captar el invisible y profundo colorido del dolor con tus manos y transformarlo en tu propio corazón. Es lo que los humanos hemos desarrollado a lo largo del proceso de humanización que acompañaron nuestras manos, desde una sabiduría interior que trasciende el marco del conocimiento intelectual. La inteligencia evolutiva que en ti habita utiliza las manos para restaurar la armonía. Sin importar tu edad o nivel de instrucción puedes despertar ese potencial y canalizarlo para contribuir al balance de tu salud.

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