Vivir espiritualmente la crisis
Cuando no convertimos el dolor en un sufrimiento sin sentido; cuando no nos resistimos a la caída, y aprovechamos su velocidad de cambio para remontar a una nueva vida; cuando desde nuestra vulnerabilidad comprendemos que las mejores semillas son las que germinan en nuestra propia tierra herida, reconocemos que la crisis es la tierra más fértil de la vida.