Unalma

Nutrición y salud

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Nutrición y salud

 

Nutrirse para ser feliz

Alimentarse no se reduce al hecho de comer.

Nutrirse no es sólo alimentarse.

Podemos alimentarnos y, aun así, desnutrirnos.

Podemos nutrirnos y, aun así, ser infelices.

Podríamos ser felices. Pero no, en todo caso, sin alimentarnos ni nutrirnos. La satisfacción de las necesidades biológicas no basta, pues hay tipos de alimentos que sólo se pueden cultivar adentro. Lo que pensamos, sentimos y creemos de nosotros mismos y del mundo, son modos de nutrición interna.

 

En una nutrición para la felicidad importan el vacío, y la pausa. No cuenta sólo lo que entra sino, sobre todo, lo que sale de nosotros; además de lo que recibimos y procesamos, cuenta aquello que damos. Ser feliz no depende así sólo de cómo nos cuidamos sino también del cuidado que brindamos a otros.

Trascender la química.

La nutrición trasciende el cuerpo. Es también energética, emocional y mental. Es espiritual. Comulgamos con cada elemento de la tabla periódica, un aspecto del Creador que ayuda a recrear su imagen en el cuerpo.

El fósforo, y cualquiera de los elementos con sus elaborados complejos bioquímicos presentes en cada alimento, tendrá un destino distinto según lo que hagamos de nuestra vida, según lo que pensamos y sentimos y, sobre todo, según nuestro modo de proyectarnos al mundo. ¿Cuánto inciden la combustión del oxígeno y el almacenamiento de la energía en los enlaces de fosfato para que sea posible este sentimiento y su movimiento de inscripción en el cuerpo? Difícilmente lo pudiéramos cuantificar, pero sabemos de seguro que cada átomo del cuerpo genera su aporte vibratorio al colorido único de cada vida. La materia prima de la alimentación es la misma, la infinidad de sus combinaciones y vibraciones es, en cada vida, distinta.

Complejidad y relatividad.

Es esa verdad relativa que nos muestra que los tipos de nutrientes básicos como los carbohidratos, las grasas y las proteínas, minerales y vitaminas, dependen para su actividad de su calidad, sus mezclas y procedencias. De nuestra herencia y nuestra epigenética. No es sólo un asunto cuantitativo. Un huevo, por ejemplo, tiene una composición cambiante según su origen y la calidad de la propia nutrición de las gallinas.

 

Hay tipos de carbohidratos benéficos y otros que son malsanos. La molécula en sí misma, su estructura, su forma espacial, velocidad de absorción, su metabolismo, importan. Hay grasas sanas. La grasa parda es excelente. La grasa blanca puede ser nociva, tanto que acumulada a nivel visceral produce moléculas que desencadenan la inflamación. El tema tan traído y llevado del colesterol ha sido distorsionado, como respuesta a intereses jugosos, que a su vez minimizan los efectos secundarios de los medicamentos para controlarlo. Por sentido común y también por ciencia, el déficit puede ser tan peligroso como el exceso, debido a que el colesterol es un ingrediente esencial para la constitución de las membranas celulares y de moléculas esenciales como las hormonas. Se ha implicado por ejemplo la deficiencia importante de colesterol en procesos neurodegenerativos.

Nutrición y energía

La nutrición implica también una dimensión energética. Las semillas transgénicas y todo lo que conlleve a la pedida de diversidad tendrá un valor energético menor. Ya hoy un salmón que no viene de un río de Alaska, proviene muy probablemente de una jaula marina en una industria, donde toneladas de harina de pescado tratada con antimicóticos, antibióticos y colorantes nutren los salmones que se han convertido por ello en uno de los alimentos más tóxicos.

La industria alimentaria ha privilegiado la cantidad sobre la calidad y ha sobrexplotado el mar y la tierra. Logramos cosechas record dejando exhausta la tierra y, al desnutrirla, tenemos cada vez más nutrientes empobrecidos en oligoelementos, elementos traza indispensables para las funciones enzimáticas. Una tierra sin selenio por ejemplo está asociada a una incidencia mayor de cáncer por la alteración de enzimas claves para los procesos de desintoxicación natural. Sabemos también que una tierra pobre en manganeso se asocia en la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Nutrir la tierra es un modo de nutrir la vida que vive de ella.

Más allá de la complejidad, disfrutar

¿Qué? ¿cuándo? ¿cómo? En la nutrición cuentan el continente, el contenido, los nutrientes químicos, su origen, su vibración… uuuf ¡qué complejidad! Pero no se trata de entender… eso se lo podemos dejar a los expertos. La clave es sentir, disfrutar la sinfonía de colores y sabores. La música de la vida guardada en toda la química fantástica que almacenó de un modo tan especial la luz solar.

Si, disfrutar. Del hambre y la sed que nos llevan a sobrevivir, a vivir, a gozar del agua y los sabores, a disfrutar del sabor único de la saciedad. El ritmo es como una música que va marcando los pasos de la danza metabólica. El anabolismo – asimilación. El catabolismo – eliminación. Vemos la luz que nos ha dado la vida y la sentimos nutriéndonos con su energía acumulada en las baterías moleculares. Otras luces más oscuras nos nutren y conducen a buscar a tientas la verdad que nos sorprende con su luz invisible…

 

Bueno, con tantas cosas para explorar a propósito de una dieta sana, podríamos cerrar esta pequeña aproximación, diciendo que el ayuno es también un componente esencial de la dieta. Un ayuno bien indicado y regulado favorece al mismo tiempo los procesos de eliminación de toxinas y de regeneración celular. Nos permite activar la vitalidad de las mitocondrias y disminuir la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico, al origen de muchas enfermedades degenerativas.

La nutrición consciente nos lleva a ser responsables de nuestra salud. Autogestores y creadores de un equilibrio que incluye nuestro microbioma y la regeneración del programa de la diversidad que garantiza la unidad. No sería posible experimentar esta unidad sin favorecer la diversidad. Alimentos de todos los estratos de la tierra: raíces, tallos, hojas, flores y frutos, con sus distintos colores y pigmentos y sus diferentes tipos de prana o energía vital. Que la vida nutra la vida es la consigna. Que podamos disfrutar de la sinfonía viva de colores y sabores para que la nutrición biológica sea también una nutrición para la felicidad.

¡Buen apetito! Brindemos por una nutrición consciente para una vida feliz.

 

Autor: Jorge Carvajal

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