Unalma

La verdad os hará libres

La verdad os hará libres

Estamos conmovidos. El reto quizás es que vivamos conmovidos. Que vivamos con los poros abiertos y la piel en carne viva, vulnerables, estremecidos con la belleza de unos ojos que no son bellos porque representan un partido o una creencia afín a la nuestra sino porque son las ventanas de una humanidad, igual y diferente a la nuestra que nos hermana, estremecidos con la hermosa y aplastante complejidad de la vida, con el improbable orden sistémico que surgió, misteriosamente, de la mayor explosión del universo. Que vivamos así, día a día y que al cabo de algunos meses o años, no volvamos a caer en el sopor que nos produce el vaho de nuestras convicciones e ideologías y que justifique esas vanas contabilidades con las que edificamos las murallas del separatismo: “Los de tu lado mataron a más gente que los del mío…” olvidando lo esencial y olvidando que los que más sufrieron son los que siempre han estado más dispuestos a la reconciliación, a la paz. 

La verdad nos hará libres

La verdad de los hechos es un primer nivel. Necesario, esencial, doloroso, ¡gracias! La verdad de lo que somos, más allá de nuestros bandos, de nuestros condicionamientos, de nuestros comportamientos y reacciones: he allí la esencia de humanidad que nos acercará de corazón y realmente nos transformará.

A los profundos “¿Por qué?” del padre De Roux, quizás la respuesta más profunda, paradójica, humana y sencilla sea: Porque creían que estaban haciendo lo correcto. Confundían, como lo hacemos todos en muchos momentos, sus convicciones y opiniones, sus miradas de tribu, de partido, de ideología, con la realidad, con “LA VERDAD” y desde allí, para lograr sus objetivos, justificaban cualquier medio. Sucede en lo pequeño y en lo grande y, si lo justificamos en lo pequeño, en el universo estrecho y cercano de la ética cotidiana, seremos cada vez más insensibles cuando sucede en lo grande y nos pasará lo que a la rana en la olla de agua que se calienta progresivamente… Hoy somos esa rana con grandes quemaduras que lloramos ante la verdad y nos preguntamos: ¿Cómo no nos dimos cuenta a tiempo? ¿Cómo lo permitimos? ¿Cómo, de manera directa o indirecta justificamos o participamos de tanta barbarie? 

Quizás allí está el gran reto de la humanidad, nuestro gran reto. Lo que sucedió anoche, de maneras diferentes, sucedió el siglo pasado en Suráfrica, en España, en Irlanda del Norte, en Guatemala, en India y Pakistán, en Nürnberg y en muchos otros lugares a lo largo de la historia. Somos, la misma humanidad que aún no aprende que puede alcanzar la sabiduría desde el amor y la armonía, que aún parece necesitar el conflicto para sacar, por cortos periodos, lo mejor de sí. 

Podemos cambiar. Comencemos por abrir nuestro corazón a esa mirada vulnerable y abierta que nos conmueve, día a día, y que nos doblega en profunda reverencia ante la inmensidad de la vida, ante la complejidad del misterio y que hace que la verdad más profunda sea en nosotros un surco abierto y fecundo, un sincero “no sé, exploremos. Acojo tu alteridad, tus diferencias, desde esa esencia de humanidad que nos reúne en una red sutil de consciencia que crece y evoluciona en, a través y a pesar de nosotros y de nuestros efímeros sueños”. Esa verdad que me hace libre eres tú.

Gracias por conmoverme. 

 

Autor: Juan José Lopera

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