Unalma

Superar los propios límites

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Superar los propios límites – Por Jorge Carvajal

En “Superar los propios límites”, Jorge Carvajal y Juan Carlos se internan en una reflexión que parte de los supuestos obstáculos o problemas que creemos tener en la vida, para descubrir que en la mayoría de los casos son oportunidades que se presentan en el rumbo natural de la vida. La evolución es crisis, es movimiento, y en ocasiones ese movimiento se acelera. Es lo que estamos viviendo en este momento.

Superar los propios límites - Platicando con Jorge Carvajal

A través de diferentes analogías, Jorge Carvajal describe los procesos del deseo y la ambición. El deseo nos impulsa, nos empuja y nos lleva, pero debemos ser nosotros quienes demos dirección a ese deseo. En el camino es posible confundirse y dejarse llevar por ellos, y es nuestra responsabilidad controlar las riendas de dicho corcel.

La ambición, por otro lado, tampoco es el problema. El problema (o no) es cómo nosotros manejemos esa fuerza evolutiva de la ambición que nos lleva a la superación.

Hay un impulso básico en la evolución: ampliar el conocimiento, el poder, el territorio para poder ampliar las fuerzas de la vida.

Si bien la ambición es una forma de deseo que nos lleva a la expansión, también debe tener límites. Expandirla más allá de sus propios límites la convierte en invasora.

La ambición de toda vida tiene medida, porque nuestros deseos no deben ir más allá de nuestra necesidad.

Tus verdaderos límites son establecidos por tus necesidades

Nuestros verdaderos límites son establecidos por nuestras necesidades, aunque las necesidades se van ampliando, van creciendo y van cambiando a medida que vamos creciendo. Sin embargo, nadie que no reconozca sus necesidades puede superar sus propios límites de manera ordenada. Si la ambición es mayor, si sobrepasa el valor de nuestras necesidades, terminaremos siendo poseídos por nuestro poder, por lo que poseemos. Es un vacío interno, un vacío de nosotros mismos, que solo puede satisfacerse teniendo cada vez más, pero nunca será suficiente. Confundimos el rol y el hacer, el poder con el propio ser.

No se trata de acabar con el deseo y la ambición, pero si de acabar con la corrupción, con la ambición desordenada. Que tengamos un sentido de vivir, en vez de vivir para los sentidos. Y así, al cambiar de dirección, de propósito de vida, encontramos que el deseo y la ambición realmente tienen sentido, y nos permiten crecer no desde la periferia sino desde el centro, desde el corazón.

La avaricia es ambición desmedida, y siempre se muestra a través de la acumulación innecesaria. Es importante mencionar que esto no significa que la riqueza sea avaricia: un avaro es pobre aunque tenga mucho, y un rico puede ser rico aunque no tenga nada. Nuestra misión es ser ricos en el espíritu, ricos para poder dar y compartir de lo poco o mucho que tengamos.

Conocemos nuestros límites, no para confinarnos en ellos y restringirnos, sino para liberarlos, para expandirlos. Para batir nuestro propio record. Un secreto de la vida es ir hasta el límite para conocerlo, y así poder superarlo. Ir cada día un poco más allá, superándonos a nosotros mismos, expandiéndonos de una manera ordenada, desde el centro.

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